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07 noviembre 2010

CASOS DE VIOLACION Y ABUSO SEXUAL SE CONCENTRAN EN CIUDAD GUATEMALA Y EL MUNICIPIO DE MIXCO

Hasta octubre de 2010, el Ministerio Público ha recibido 9,371 denuncias de delitos sexuales. Un promedio de 32 por día.
De cada 10 agresores, 7 son familiares o personas cercanas a la víctima.
Dora Alicia Muñoz | Consultora Unicef. Reportaje publicado en el periódico "SigloXXI" del 2 de noviembre de 2010
“LO PRIMERO QUE HACE EL AGRESOR ES CONTROLAR A LA VICTIMA...”
Ángeles iba en la parte trasera de un carro, junto a una amiga y su novio. Al volante, un amigo de éste y la prima de su amiga. Después de unos tragos y algunas cervezas, recuerda algunos episodios de aquella noche. Luego de pasar por una tienda de conveniencia cercana a El Obelisco, enfilaron hacia la carretera a El Salvador.

El conductor desvió el carro hacia un mirador. Cuando se estacionó, el novio de Ángeles se bajó, con la excusa de que necesitaba ir al baño. “El chavo (conductor) se pasó para atrás y me empezó a besar; yo gritaba y mi amiga le pegaba. Pero llegaron otros dos desconocidos y las agarraron a ellas. Sólo supe que a mi amiga también la violaron”.

Yo llamaba a mi novio, pidiendo auxilio. “Yo le pegaba (al agresor) pero él también. No sé si de la vergüenza o qué, pero me desmayé. Cuando me desperté me sentía sucia, con mucho dolor”. Mi novio me dijo que él no tenía nada que ver con lo que había pasado, porque había ido a comprar algo. Después me dijo que seguramente yo le estaba coqueteando a su amigo, y se fue con su amigo y los otros dos agresores.

Así terminó la historia de Ángeles, quien ingresó en una discoteca de la zona 10 para una electrofiesta de Halloween, pese a que sólo tenía 17 años. “¡Cómo no me detuvieron en la entrada!, para que no pasara lo que pasó”, lamenta. “Mi mamá me llamó a las once y media más o menos para encargarme que me fuera para la casa temprano, pero uno es necio y no oye consejos; uno cree que la gente con la que anda son superhéroes”, indica.

Lejos de ser los personajes valerosos y defensores, quienes están alrededor pueden convertirse en los villanos de algunas historias; 7 de cada 10 casos de abuso y violación sexual son perpetrados por personas cercanas a la víctima. Pueden ser familiares (padre, padrastro, tíos, hermanos, primos) o que tiene alguna relación de poder o autoridad sobre la víctima (maestros, sacerdotes, jefes), de acuerdo con expertos en el tema. Pero también hay abusadores que atacan fríamente. Escogen a su presa y planifican el asalto (lea: Cómo cuidar a los niños).

Algunos abusadores “construyen una etapa de confianza y acercamiento para luego lograr su cometido. Es muy frecuente que pase en chicas de 16 a 23 años, que son las edades favoritas para ciertos agresores. Mientras más jóvenes son, más placer sienten de experimentar con ellas”, indica la psicóloga Lucrecia Castillo.

2010: UN PROMEDIO DE 32 DENUNCIAS POR DELITOS SEXUALES
El Ministerio Público ha recibido 9,371 denuncias por los delitos de agresión sexual, violación, estupro, abusos deshonestos e incesto, 32 diarias en promedio. La mayor cantidad de denuncias se concentra en la capital (1,869), Mixco (464) y Villa Nueva (385). En 2009, el ente investigador recibió 11,436 denuncias, 31 por día, en promedio.

La mayoría de abusos se da en niñas, porque hay más vulnerabilidad, pero también se da en varones, como el caso de una comunidad en Alta Verapaz donde se supo que un extranjero abuso a más de 30 niños, expresa la consultora de Unicef, Dora Alicia Muñoz.

Aunque el promedio diario de denuncias por violaciones (32) excede el de muertes violentas (17), todavía es un problema que se ha manejado sólo en el ámbito privado, de acuerdo con Norma Cruz, directora de la Fundación Sobrevivientes. En 9 de cada 10 hogares suceden agresiones sexuales, la mayoría de víctimas son niñas, adolescentes y mujeres jóvenes, según estudios de la agrupación.
Del total de denuncias presentadas al MP durante este año, el 48.9% corresponde a víctimas mayores de edad y el 32.7% a menores; el 82.5% de las personas agraviadas fue de sexo femenino y 17.5% masculino (vea: Cada 45 minutos).

Expertos en psicología, psiquiatría y sexología, consultados por Siglo Veintiuno, expusieron algunos rasgos de personalidad presentes en un potencial agresor. No obstante, el director de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental, Marco Antonio Garavito, aclara que el tema de los perfiles hay que abordarlo con mucho cuidado. “Alguien puede tener una personalidad normal, pero resulta que es el abusador en la casa”, agrega.

“Nos imaginaríamos que los abusadores son personas con rasgos agresivos o violentos, pero por lo regular son amigables, que están en el entorno de la víctima”, como en el caso de Ángeles, indica Muñoz.

Según investigaciones del Ministerio Público, las violaciones sexuales ocurren con mayor frecuencia en las zonas 3, 5, 18 y 1, sobre la 4a. avenida de la 14 a la 18 calle, detalla la jefa de la Fiscalía de la Mujer, Blanca de Sandoval. Asimismo, se observa un “repunte de casos los fines de semana, quincena o fin de mes, cuando las mujeres salen de compras o deciden salir a recrearse después de la jornada laboral”, añade De Sandoval.

La violación entre familiares es frecuente, según la fiscalía. En estos casos es más difícil que se proceda a la denuncia. Pero también hay violadores que ubican a sus víctimas solas, en las paradas de los buses. En algunas ocasiones, drogan a sus víctimas, las llevan a hoteles, moteles o sitios baldíos. Estos son los que actúan como predadores.

Uno de los casos más emblemáticos es el del violador en serie Abelino Méndez, ex guardaespaldas del ex-ministro de Gobernación, Sálvador Gándara. Según [Norma] Cruz. “Gracias a los testimonios de 14 mujeres valerosas que denunciaron y acompañaron todo el proceso judicial, el sindicado fue sentenciado a 37 años de prisión (lea: Pensé que me matarían).

MADRES Y HERMANAS
“Lo más aterrorizante es el pensamiento de que el padre es el primero que debe de probar a la hija sexualmente para dar el aval de que es buena”, agrega Cruz. Garavito indica que el autoritarismo está en el fondo de este tipo de agresiones. El tema no le sorprende a la titular de la Defensoría de la Mujer de la Procuraduría de los Derechos Humanos, Ana Gladys Ollas, quien asegura que el incesto sigue ocurriendo y agrega que en 2009 hubo 63 mil embarazos en mujeres de 10 a 19 años. “Y el problema después son los abortos, porque las niñas se sienten acorraladas. Y no se les ocurre a ellas, sino a su agresor”, añade.

De enero a septiembre de este año, Sobrevivientes ha brindado apoyo a 100 víctimas de violación, 25  de estas son mujeres de entre los 13 y 16 años, que resultaron embarazadas; 7 de ellas tendrán un bebé de su padre, que será su hijo y hermano a la vez.
Ollas narra la historia en la que una mujer, que tenía dos hijos, se fue a vivir con su pareja. Al cabo de un tiempo, el conviviente huyó con la niña de 13 años. “Inmediatamente nos ponemos a pensar que hubo una violación continuada, pues una niña no toma la decisión de irse”, agrega.

El problema se da en todos los estratos y grupos étnicos. “Claro, hay más riesgo cuando la familia comparte la habitación y en algún momento, el papá y la mamá tienen algún contacto sexo genital en presencia de los niños”, expone Muñoz.

Muy pocos casos terminan en una denuncia, según la defensora de la Mujer. “Lo primero que hace el agresor es controlar a la víctima. Si la mujer quiere salir, el hombre no se lo permite. Le prohíbe la comunicación con los amigos y la familia, para impedirle que pida apoyo, e incluso la amenaza”, explica Ollas.

A SANGRE FRIA
La psiquiatra Lourdes Corado, de la Clínica Dr. Viktor Frankl, de la Universidad Francisco Marroquín, clasifica a los agresores como cercanos o extraños a la víctima. Los conocidos no se acercan de una manera físicamente violenta, sino de la oportunidad que les da la autoridad o el poder que tienen en la vida de la víctima.

Es una situación diferente de cuando la víctima es abusada por un extraño. Este ofensor busca presas fáciles, porque andan solas o tienen cierta complexión corporal que le es fácil dominar. Estos se subdividen en los agresores a sangre fría, que planifican el asalto. No sienten culpa, ni remordimiento, simplemente están cumpliendo un propósito personal de auto gratificación que provoca placer. Con este no hay nada que hacer, es como un felino que ataca, es algo más patológico. “Cuando se hacen estudios de su cerebro, tienen una conexión diferente hacia el lóbulo frontal, donde está la parte de nuestro juicio social; cuando activamos esa parte estamos analizando las consecuencias de nuestros actos y tenemos la posibilidad de cambiarlos”, explica Corado.

El asaltante que actúa emocionalmente afectado, está lidiando un desahogo, desde el punto de vista emocional, que tiene que ver con pobre control de impulsos. Con estos sujetos, la víctima si podría lograr negociar algo, porque está emocionalmente descontrolado.

CÓMO CUIDAR A LOS NIÑOS
La psiquiatra Lourdes Corado recomienda:
A los padres aprender a respetar cuando un niño diga que no. Si no quiere salir con alguien, darle besito, ir a una piñata, hay que respetar su decisión. No se le debe exigir una explicación, porque el niño no va a poder verbalizar el abuso. No espere que denuncie a algún familiar, porque no lo hará, por lealtad o por pena, añade.
La consultora de Unicef, Dora Alicia Muñoz indica que es necesario trabajar en la prevención:
Lo primero que deben hacer los padres es informar a sus hijos acerca de sus genitales e indicarles que hay partes privadas que el niño o niña no debe permitir que otra persona toque o acaricie. “Lo principal es que creen un canal de confianza”.

“PENSÉ QUE ME MATARÍAN”
Consuelo fue víctima de un violador en serie que fue condenado a 35 años de prisión este año. Esta es su historia...
  • Eran casi las 5 de la tarde cuando, del trabajo, en la avenida La Reforma, llegué a la parada de buses para ir a la Universidad. Se estacionó un carro y bajaron dos hombres armados, con el rostro cubierto. Me amenazaron y me subieron al vehículo. No pude gritar, me quede paralizada. Me confundió que me pidieron el teléfono y mis papeles. Registraron mi bolsa y me pidieron el nombre de mis papás y los números de teléfono.
  • Desde que entré al carro, me pusieron una pistola en el estómago y me decían que no gritara y que me quedara quieta, si no me matarían; la otra pistola me la pusieron en la cabeza. En ese momento pensé que me matarían. Luego de dar varias vueltas, agarraron por el bulevar Vista Hermosa y llegamos a un terreno baldío cuando ya estaba oscuro. Yo les suplicaba que no me mataran. Me recuerdo que el cuerpo me temblaba, sudaba frío, pensé en salir corriendo, pero no sabía para dónde. Temía que me dispararan. Me tiraron al suelo.
  • Cuando el hombre que estaba adelante del carro se bajó, se acercó a mí, me empezó a tocar todo el cuerpo, me besaba la cara, el cuello y me decía al oído todo lo que me iba a hacer. Me quitó la ropa despacio y me tocaba. Los otros hombres sólo nos miraban. Entre forcejeos y amenazas me violó; sentía asco y pedía a Dios que pasara lo más pronto posible. Después, me dijo que me pusiera la ropa y que no llorara. Dijo que lo sucedido era normal.
  • Cuando regresamos al bulevar, me dijo que me dejarían cerca de un centro comercial, y que me daría un cheque por Q600 por mis servicios prestados y para que me comprara algo, pues le había gustado estar conmigo. También me tiró Q10 para el bus; me dijo que regresara a mi casa, pues me podía pasar algo.
  • Yo no lo podía creer, no podía creer que todavía dijera tales cosas. Durante el tiempo que estuve cautiva, más o menos cuatro horas y media, me dijo que trabajara para él, que me pagaría bien. Fue tan desagradable, porque también me contó de qué manera había violado a otras mujeres.
  • Estando todavía muy asustada, me comuniqué con mi familia. Primero les dije que había sido un asalto y cuando estábamos en la casa, les revelé lo que había pasado.

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